- 3 Sesos de modelo rubia; futbolista, (selección a gusto); comentarista deportivo (evitar la clase Niembro, sumamente indigestos), rockero (previamente macerados en sancocho de sexo, droga y rock-and-roll); conductor televisivo (programas de chimentos, talk & reality shows, almuerzos paquetes, sueños pesadillescos, concursos, etc.); cualquier otro que, a su juicio, reúna las características necesarias.
- 100 gramos de manteca ligth (indispensable para la primera variedad; el análisis de las demás podrá revelar si la materia grasa está inclusa.)
- 50 gramos de harina (recomendamos “De Otro Costal”). Evitar la marca “Mala Farina”, aconsejable para platos mediterráneos de corte más familiar. También puede utilizarse harina de lenteja.
- ¼ litro de leche agria (marca “Má Laleche” que, casualmente, nos auspicia) batida a punto Pura Espuma.
- 4 yemas - 4 claras. Utilizar huevos de chorlito, pavo, ganso, loro barranquero, etc. (como resulta obvio, hay que romperlos cuidadosamente antes)
- Sal de Ahí, Pimienta Másvien Verde, Nuez Amoscada, a gusto; Ají “Poko-O-Nada Edu Kado” en cantidad; 1 cucharada de Campo Orégano; 1 Cucharada de Comino “Meim Portaun”
- Un buen puñado de gallofas surtidas (cotilleos, bulos, filfas, patrañas, etc.).
- Camelos para espolvorear
PREPARACIÓN
Colocar la manteca en recipiente apto para soportar la exposición a rayos catódicos. Ubicar frente a un televisor encendido. (No es conveniente permanecer cerca mientras se produce el proceso de licuefacción).
Tiempo requerido: dependerá de la frecuencia sintonizada (no elegir una de contenido cultural y educativo de algún tipo, esa clase de radiación puede malograr la receta).
Si fuera necesario, picar bien los sesos; añadirlos al recipiente; incorporar la harina; alternando con la leche; mezclar bien.
Añadir el puñado de gallofas. Notaremos como, al empezar a calentarse, se forman grumos del tipo pelotera. Agregar enseguida los condimentos. Batir enérgicamente.
(Advertencia: Dado el marcado incremento de temperatura que dicha acción producirá, aconsejamos usar delantal de asbesto impermeable y antiparras. Esto nos protegerá de las inevitables salpicaduras provenientes del efecto “ventilatis merdus”, consecuencia inmediata del súbito calentamiento.)
Dejar entibiar con tandas de publicidad y paños fríos.
Agregar las yemas de a una, integrándolas bien a la preparación.
Por último, añadir las claras a nieve para enfriar la mezcla. Comprobaremos que, de todos modos, seguirá en ebullición por tiempo indeterminado.
Tratar de meterla en algún molde capaz de contener su inexplicable expansión y, si esto se logra, espolvorear con camelos; llevar al horno apagado. Dada la intrigante multiplicación de reacciones químicas internas, el plato se cocinará solo.
Cuando un hedor a Camembert y Riachuelo llegue a sus narices, apague el televisor, tome el soufflé y tírelo a la basura..
Y no se lamente por el presunto fracaso, ¡todo un éxito para su programa dietético!
Invariablemente, este plato resulta incomible; el ayuno, sumado al ejercicio de batido, ayuda a combatir esos kilitos de más.
A cambio, ingiera varias porciones de Microcuentos Impuros, o un buen libro marca “Alimento para el alma”.
Ambos pueden consumirse en cantidad sin afectar en nada la balanza.