26.6.08

Niños envueltos

El ingrediente principal de este plato son, obviamente, los niños. Aunque resulte paradójico, los mejores ejemplares no los conseguirá en las plazas y colegios de las zonas más acomodadas de la ciudad, ya que estos suelen ser bastante malcriados y las costumbres naturistas o dietéticas de las madres hacen que no cuenten con suficiente carne, aparte de que se los considera especie protegida, dificultando enormemente su caza. Más conveniente es dedicarse a atrapar niños de clases bajas o proletarias, cuya ausencia no será notada (y, de serlo, la policía y los medios de comunicación no le dedicarán el mismo tiempo o esfuerzo que si desapareciera un niño rico) y sus carnes son más abundantes y sabrosas, gracias a lactancias prolongadas y dietas ricas en carbohidratos.
Con un niño de 15 kg obtendrá ocho porciones abundantes. De cualquier manera, si sobra se puede consumir al día siguiente o preparar una vinagreta y hacer conservas,

Lave el niño, especialmente si es pobre (aunque todos los niños son mugrientos, sin importar su clase social), y luego sacrifíquelo. Aunque muchos prefieren hacerlo sosteniéndolo desde atrás con el brazo izquierdo mientras con la derecha le cortan el cogote con una cuchilla afilada, este método tiene el problema de que hay que hacerlo en un lugar abierto o donde no importe ensuciar con sangre. Lo mejor es tomarle la cabeza y con un movimiento seco y vigoroso quebrarle las vértebras cervicales y la médula espinal: el niño no sufrirá (por lo que la carne seguirá siendo tierna) y usted podrá aprovechar la sangre para preparar unas sabrosas morcillas (próximamente publicaremos la receta).
Una vez muerto, cuelgue al niño de cabeza atándole las piernas a una viga del techo o a la rama de un árbol. Hágale un pequeño corte en la yugular y recoja la sangre en un balde. Cuando se haya desangrado casi por completo (unas dos horas) córtelo en canal comenzando por la ingle y hacia el cuello. Recoja con cuidado las vísceras y lave el cuerpo con una mezcla de agua y vinagre en partes iguales. Las vísceras le servirán para preparar paté, mondongo y alimentar a su perro o gato (las recetas, próximamente aquí).
Deje al niño colgando en el refrigerador o en un lugar fresco cuya temperatura no ascienda por encima de los cuatro grados Celsius durante cinco días. Esto hará mucho más fácil el proceso de despellejamiento.
Con unas tijeras de podar u otra herramienta filosa córtele la cabeza y las extremidades a la altura de codos y rodillas. No tire estas partes ya que podrá preparar un sabroso caldo, ravioles de seso y encurtidos (también, próximamente las recetas).
Despelleje pacientemente al niño y trócelo en porciones de unos cinco a siete centímetros. Sazone estas porciones con jengibre, curry y paprika. Méchelas a gusto con ajos y ajies y salpimente. Deje a un costado.
En un bol mezcle 200 cm3 de mayonesa, un manojo de perejil picado, diez a quince endivias, una taza de leche, 1/2 kg de pan viejo, cuatro cucharadas soperas de queso parmesano y una copita de jerez. Unte esta pasta en sendas hojas de acelga y luego envuelva los trozos de niño con ellas, utilizando escarbadientes para sostenerlas y armar un "paquetito" bien cerrado.
Prepare una abundante cantidad de salsa con tomates, cebollas, agua y aceite, en la que hervirá los niños envueltos durante cuatro horas a fuego moderado, teniendo la precaución de agregar regularmente agua para que la salsa no se consuma.
Sirva los niños envueltos acompañados de un vino merlot, malbec o syrah.

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